miércoles, 28 de septiembre de 2016

Igual en todo menos en el pecado...



“Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre”
Marcos 11, 12

     El evangelista nos hace meditar en la humanidad de Jesús mientras estuvo en la tierra. ¡Que maravilla! San Marcos nos dice en su Evangelio que Jesús iba con sus discípulos hacia Jerusalén, envía a dos de ellos a buscar un burro que había amarrado más adelante y que ningún hombre había montado. Cuando ellos lo llevaron donde Jesús, pusieron unas capas sobre el burro antes de que Jesús lo montara. Jesús entró a Jerusalén y muchos le extendían sus capas o ramas cortadas diciendo ¡Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor! Luego regresa a Betania y al salir de allí nos dice la Palabra que sintió hambre.
         Hermano, meditemos en lo maravilloso y majestuoso de ésta Palabra. El Salvador del mundo, el Todopoderoso, al que muchos pudieron reconocerle y gritarle “¡bendito el que viene en el nombre del Señor!, el hombre para el cual no había imposibles; tenía hambre.  Ese Jesús, nuestro Salvador era Dios pero también era hombre. Jesús sentía y padecía igual que cualquier humano. Recuerden la palabra donde dice que:" Jesús  era igual en todo menos en el pecado” Hb. 4,15
         Hermano, piensa en la grandeza de nuestro Rey y Salvador que se abajó y sintió hambre como tú, sintió dolor como tú, sintió cansancio igual que tú y sintió compasión.  El te conoce y sabe exactamente lo que sientes, así que abre tú corazón y permítele cuidarte, ayudarte y restaurarte.  Pero recuerda que Jesús también sintió compasión y tú ¿has sentido compasión por tus semejantes o solo por ti? Te invito a que reflexiones y comiences a hacer un cambio en tú vida, respondiendo al llamado de Jesús; “Sean misericordiosos como también el Padre es misericordioso” Lc 6, 36

Dios les bendiga.