“Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió
hambre”
Marcos 11, 12
El evangelista nos hace meditar en la humanidad de
Jesús mientras estuvo en la tierra. ¡Que maravilla! San Marcos nos dice en su
Evangelio que Jesús iba con sus discípulos hacia Jerusalén, envía a dos de
ellos a buscar un burro que había amarrado más adelante y que ningún hombre
había montado. Cuando ellos lo llevaron donde Jesús, pusieron unas capas sobre
el burro antes de que Jesús lo montara. Jesús entró a Jerusalén y muchos le extendían
sus capas o ramas cortadas diciendo ¡Hosanna, bendito el que viene en nombre
del Señor! Luego regresa a Betania y al salir de allí nos dice la Palabra que
sintió hambre.
Hermano,
meditemos en lo maravilloso y majestuoso de ésta Palabra. El Salvador del
mundo, el Todopoderoso, al que muchos pudieron reconocerle y gritarle “¡bendito
el que viene en el nombre del Señor!, el hombre para el cual no había
imposibles; tenía hambre. Ese Jesús,
nuestro Salvador era Dios pero también era hombre. Jesús sentía y padecía igual
que cualquier humano. Recuerden la palabra donde dice que:" Jesús era igual en todo menos en el pecado” Hb.
4,15
Hermano,
piensa en la grandeza de nuestro Rey y Salvador que se abajó y sintió hambre
como tú, sintió dolor como tú, sintió cansancio igual que tú y sintió
compasión. El te conoce y sabe
exactamente lo que sientes, así que abre tú corazón y permítele cuidarte,
ayudarte y restaurarte. Pero recuerda que
Jesús también sintió compasión y tú ¿has sentido compasión por tus semejantes o
solo por ti? Te invito a que reflexiones y comiences a hacer un cambio en tú
vida, respondiendo al llamado de Jesús; “Sean misericordiosos como también el
Padre es misericordioso” Lc 6, 36
Dios les bendiga.